Recuerdo
mi infancia como algo maravilloso. Las experiencias que me han conformado como
persona me han llevado a desear dedicarme a la docencia
y querer hacer que los
niños también recuerden su infancia como una época de descubrimiento, de
emociones y sentimientos nuevos, de mundos de cuento llenos de ilusiones, de
cariño, una época acogedora, llenas de lo que yo recuerdo como “luces de
color”, una infancia iluminada y llena de pequeños rincones de fantasía, donde
descubrir nuestro yo interior. Un lugar donde querer demostrarle al mundo cómo
somos, sin complejos ni vergüenzas, sin miedo a preguntar, sin miedo a
investigar el universo. Un lugar
donde aprender a querer y a que nos quieran, la amistad, la decepción, la
seguridad, la empatía,...aprender a aprender.
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