1.
Los niños, en contacto con el lenguaje escrito de su medio
ambiente, elaboran ideas en su intento de atribuir significado a la escritura.
Estas ideas cambian, en contacto con la enseñanza, por reconocimiento,
inferencia o reconstrucción de la información que se les aporta. No es un
proceso aditivo, paso a paso, sino un proceso complejo de estructuración y
reconstrucción de teorías. Se trata, en parte, de reproducir y, en parte, de
reconstruir el lenguaje escrito de la comunidad.
2.
Para el aprendizaje, tan importantes como las ideas de los
niños, son las ideas de la escuela y de los profesores acerca de la enseñanza y
de lo que es leer y escribir. El papel del profesor no es el de emitir un
mensaje a un alumno pasivo, sino el de acompañarle en su esfuerzo y proceso de
aprendizaje.
3.
Se propone empezar por la escritura, ya que en ella se ponen
en juego una serie de conocimientos sobre el sistema de escritura, sobre el
lenguaje y sobre la relación entre ambos, que le permiten al niño, ya desde muy
temprana edad, avanzar en el desarrollo de sus conocimientos. Las relaciones
entre escribir, leer y el lenguaje escrito son muy complejas. Al escribir, sin
embargo, la actividad del aprendiz incluye la reflexión sobre el lenguaje escrito,
el proceso de escritura y, además, la lectura de lo que él mismo escribe.
4.
Se puede escribir y leer textos, aun antes de dominar el
código alfabético. Los textos constituyen la unidad comunicativa básica. El
lenguaje escrito se vincula así, desde el inicio, a su función fundamental:
comunicar.
5.
Los niños aprenden a base de construir distintas ideas sobre
la escritura, cada vez más ajustadas, en un proceso que termina, finalmente,
coincidiendo con nuestro sistema alfabético actual.
6.
Además de las características del sistema alfabético, los
niños aprenden las características propias del lenguaje escrito que se usa en
distintas situaciones, con distintas finalidades y en distintos tipos de
textos, así como los procedimientos que llevan a la comprensión y producción de
textos y las actitudes que les estimulan a mejorar en su aprendizaje de la
cultura escrita.
Se
aprende a leer leyendo y a escribir escribiendo
·
Poco podremos favorecer que se
desarrollen las estrategias de activar los conocimientos precios y de elaborar
hipótesis según los objetivos de lectura, si lo que proponemos que lean
nuestros aprendices no tiene otro objetivo que una ejercitación mecánica de
palabras o de sílabas. Por el contrario, las estrategias de comprensión sólo se
podrán desarrollar si el uso de esta lectura es real; si se crea, por tanto, la
necesidad de leer el material que sea para conseguir un objetivo concreto. Eso explica la
afirmación “a leer se aprende leyendo”.
·
Poco podremos favorecer el desarrollo de
las estrategias de planificación, textualización y revisión para producir un
texto de acuerdo con los usos sociales de la lengua escrita si lo que
proponemos que escriban nuestros aprendices no tiene otro objetivo que
ejercitar el trazo de las letras o aprender la convención de las palabras. Por
el contrario, las estrategias reproducción del texto únicamente se podrán
desarrollar si el uso de este texto es real; si se crea, por tanto, la
necesidad de producir un texto adecuado a un objetivo concreto. Eso explica la
afirmación “a escribir se aprende escribiendo”.
El resultado de la alfabetización va más
allá del dominio del alfabeto e incluye:
-
Resolver cuestiones de la vida
cotidiana, o uso práctico.
-
Acceder a la información y a formas
superiores de pensamiento, o uso científico.
-
Apreciar el valor estético, o uso
literario.
Esta clasificación es muy útil en la
práctica escolar ya que sistematiza los diferentes objetivos que se persiguen a
la hora de leer y escribir.
Desde
esta perspectiva, la lectoescritura tiene una visión más funcional y
significativa para los niños/as, aproximándonos a la realidad textual de forma
más activa y participativa. El texto se presenta de forma que acerque al niño a
la realidad, interactúe con ella y así aumente su autoestima, autonomía y
curiosidad. Por último el método constructivista nos facilita la enseñanza de
la lectura y la escritura desde una
perspectiva más motivadora tanto para alumnos como profesores, con la
implicación de las familias en contraposición de la perspectiva tradicional.
Fuente imagen: https://angelaco.files.wordpress.com/
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