Un huevo que bota? Sin romperse?
¡¡¡Descubre cómo!!! :)
¡¡¡Descubre cómo!!! :)
Materiales:
- 1 huevo
- 1 recipiente
- Vinagre
Este invento es de lo más sencillo, pero el
resultado es sencillamente genial.
Colocad un huevo de gallina dentro de un
recipiente y llenadlo con vinagre blanco (el común y corriente, el de la
cocina).
Aseguraos de que el huevo quede completamente cubierto por el vinagre.
Dejad reposar el recipiente y su contenido sin tocarlo ni moverlo.
Poco a poco iréis viendo cómo la cáscara del huevo se va volviendo rugosa, como con pompitas.
Entre unas
36 y 48 horas después, quitáis el huevo y lavarlo con agua natural. El invento
está listo.
Una vez se cumple el lapso de tiempo mencionado, el huevo pierde la cáscara (al menos como la conocíamos) y hasta aumenta su tamaño. También se crea una capa gomosa a un punto tal que es posible hacer que rebote sobre diversas superficies sin que se rompa.
¡Qué chulo! pero.... ¿por qué?:
Lo que sucede aquí es una reacción química: la cáscara del huevo desaparece por la
reacción del ácido acético del vinagre blanco con el carbonato cálcico presente
en la cáscara del huevo, esto forma burbujas de CO2. La ósmosis (proceso en el cual el agua se mueve desde un lugar en el que está más concentrada, hacia un lugar en el que hay menos concentración de agua y lo hace a través de una membrana.) explica
el aumento de tamaño: el agua contenida en el vinagre entra al huevo a través
de la membrana semipermeable que lo recubre y el resultado es este huevo
que rebota, un invento fácil y entretenido.
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